Es fácil etiquetar a los demás y a nosotros mismos. Creemos
conocerlos y conocernos, pero con frecuencia esos juicios sirven más para
evadir el esfuerzo que para cambiar una conducta o enderezar una opinión. Es
común pensar o escuchar: “Sí, soy egoísta”, “tengo muy mal carácter”, “no soy
ningún fan del trabajo”… Quizá lo peor es cuando nos “gustan” nuestros defectos
y hasta nos enorgullecemos discreta o abiertamente de ellos, “siempre he sido
poco juicioso y terco, es mi estilo, lo que me distingue”… Así no habrá cambio
posible.
La impulsividad y el amor propio son pasiones naturales,
dice en su artículo Arturo Picos, y los directores requieren cierta dosis para
alcanzar metas altas, pero eso no les da derecho a agredir a quien se interpone
en su camino o a despreciar a sus colaboradores porque no son como ellos. Es
paradójico que la soberbia se encrespe justo cuando alcanzan sus logros.
“Dirigir es servir y ayudar a crecer” recuerda que la tarea
de dirigir va mucho más lejos que saber mandar y liderar todos los aspectos del
negocio o la institución, se trata de aprovechar y acrecentar el potencial de
todos los colaboradores. Formar y enseñar, exige cercanía, confianza, un
conocimiento profundo de las personas y señalar un rumbo claro. Hay sistemas de
control que ayudan a fomentar la creatividad individual, pero dentro de límites
definidos para evitar riesgos excesivos o comportamientos ajenos a los fines
comunes..
Luis Felipe Martí y Diego Otero profundizan en la confianza
desde cinco ángulos: confianza personal, de la relación, organizacional, del
mercado y confianza social. Se interrelacionan y se potencian; cuando en una
empresa se logra establecer una relación de confianza, se ahorran recursos y
todos crecen.
En esta ocasión, la sección “Coloquio” complementa de alguna
manera a la de “Alta Dirección”. Varios colaboradores abordan el
autoconocimiento. “Saber quién soy me permite entender quién fui y quién quiero
ser”, dice Roberto Rivadeneyra. Héctor Velázquez habla del homo twittens y de
cómo las redes sociales parecen modificar el concepto de identidad, ¿quién soy
en ese mundo? Sergio Aguilar-Álvarez afirma que nos volvemos incapaces de
aceptarnos y disfrutarnos hoy, porque estamos enamorados siempre de la persona
que podemos o deseamos ser.
Aquilino Polaino-Lorente aplica su lupa psquiátrica para
analizar varias contradicciones alrededor de la autoestima: la exaltación de la
moda, que la presenta casi como un derecho, paralela al encogimiento de la
autoestima en las personas de carne y hueso; escudriña también las razones que
acompañan a “la fatiga de ser uno mismo”.
Autor: Patricia Montelongo
Fuente: http://istmo.mx
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