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martes, 27 de noviembre de 2012

La pérdida de dinamismo del comercio mundial, incide en la economía



En octubre, la producción industrial descendió (-) 0.4% en el mes, su segunda contracción en los últimos tres meses; la tasa anual creció 1.7% su incremento más bajo desde febrero de 2010, con ello promedió 3.9% en los primeros diez meses del año.


Aunque el sector automotriz registró avance de 0.5% en octubre, este se vio nulificado por el descenso de (-) 0.6% en la producción de bienes duraderos y de (-) 1.1% en la producción de bienes no duraderos, lo que fue determinante para que la producción del sector manufacturero descendiera (-) 0.9% en octubre. La minería registró avance mensual de solo 1.5%, mientras que los servicios de Electricidad y Gas descendieron (-) 0.1%.

La pérdida de dinamismo de la industria, ocasionó que la utilización de la capacidad instalada del aparato productivo disminuyera (-) 0.45 puntos y se ubicara en 77.79 puntos, su nivel más bajo desde noviembre del año pasado.



También esta pérdida de dinamismo, afecta al vigor de la industria, los efectos sobre el mercado interno de la expansión monetaria iniciada a mediados de septiembre, aún no se reflejan en la actividad industrial.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Eres adicto al trabajo?


Los adictos al trabajo han formado parte de la fuerza laboral por décadas. Sin embargo, nuevos estudios demuestran que factores como las nuevas tecnologías, la globalización y las crecientes presiones laborales han propiciado que se transgredan los límites entre trabajo y vida personal. A pesar de todo, de acuerdo a la última encuesta realizada por OCCMundial, orientada a conocer el papel que el trabajo juega en la vida de los profesionistas mexicanos, sólo el 13 por ciento de ellos se consideran adictos al trabajo o, como se dice coloquialmente, Workaholics.

De hecho el 82 por ciento de los participantes señaló que el trabajo no constituye su centro de vida, pues trabajan para vivir y no viven para trabajar. Un estudio sobre el tema, publicado en la revista Harvard Business Review, señala que un adicto al trabajo labora 60 o más horas a la semana, es decir, trabaja 11 o más horas al día. De acuerdo con las cifras de la encuesta, 34.5 por ciento de los profesionistas mexicanos afirmó trabajar más de 60 horas a la semana, un número importante si consideramos que de acuerdo a un estudio de Gallup, Estados Unidos es el país con la mayor cantidad de adictos al trabajo con 12 por ciento, por arriba de países como Gran Bretaña y Canadá en los que sólo el 8 por ciento de los profesionistas trabaja más de 60 horas a la semana.

Otro aspecto clave para definir a un adicto al trabajo es la invasión del trabajo en su vida personal. Al respecto 5 de cada 7 profesionistas mexicanos afirmó que, aunque no trabaja todos los días libres, hay ocasiones en que tiene que hacerlo para enfrentar su carga de trabajo. Sin embargo, el número de profesionistas que lleva a casa trabajo para terminarlo en la noche es menor, sólo el 4.3 por ciento afirma hacerlo diariamente, 34 por ciento trabaja en casa una o dos noches a la semana, mientras que 5.9 por ciento lo hace tres a cuatro veces.

A pesar de todo, para la mayoría de ellos trabajar en casa no implica desconectarse de sus responsabilidades por completo, puesto que gracias a las nuevas tecnologías 8 de cada 10 profesionistas contesta correos y recibe llamadas relacionadas con su trabajo en su tiempo libre. La adición al trabajo suele generar estrés y ansiedad, y en algunos casos hasta insomnio e irritabilidad. Sin embargo son muy pocos los profesionistas mexicanos que afirman que alguno de estos síntomas sea efecto de sus responsabilidades laborales; en cambio 43 por ciento señala que es la satisfacción personal es el más importante resultado de su actividad laboral.


jueves, 11 de octubre de 2012

Sugerencias prácticas para quien dirige empresa o negocio



Las ideas de este artículo están enfocadas básicamente a quienes tienen a su cargo dirigir organizaciones, pero también para educadores y educandos, gobernantes y subordinados.

El cambio fundamental es de carácter personal y comienza por la razón: se necesita entender adecuadamente el problema ya que, además de reflexionar sobre el clima de libertad e ilustrarlo con la discusión de casos prácticos, hacen falta puntos de referencia intelectuales.

Entender el problema es necesario pero no suficiente. Se requiere, un proceso de cambio que exige labor de seguimiento personal. La dirección es un asunto de carácter práctico; los directores son puntos de referencia vitales.

A continuación, te brindamos diversas sugerencias prácticas para quien dirige:

- Esforzarse en identificar, pidiendo consejo, qué actitud predomina en la propia conducta y procurar corregir los fallos mediante un proceso de cambio. La persona que exige un cambio a otra y ella misma lo está intentando transmite de forma muy elocuente su propio esfuerzo.

- La función directiva incluye la tarea de formar y enseñar, sin limitarse a la mera exhortación. Exige la cercanía y un conocimiento profundo de los subordinados. No serán posibles la dedicación y la constancia sin un interés real por la persona. Conviene proponerse algo concreto, factible, medible y verificable. Quien consigue lo menos prepara el camino para conseguir lo más.

- La dirección debe prestar atención al proceso y no sólo a los resultados. Los medios que se emplean para exhortar a la virtud deben expresarlo de forma adecuada. La prudencia y la amistad lo hacen posible. Hay que tener presente que el comportamiento (manifestaciones externas y medibles) no es lo mismo que la conducta (disposiciones internas y difíciles de medir).

- Al exhortar a los empleados debe evitarse recurrir a ciertos estereotipos que resulten inadecuados para una persona concreta. La imaginación puede crear ideales de perfección no acordes con la realidad, al menos en el modo de alcanzarlos.

- Conviene establecer prescripciones que promuevan y protejan el buen uso de la libertad, pero al mismo tiempo, evitar que sean excesivas. La falta de virtud en los subordinados –especialmente en los más jóvenes, cuyo desarrollo es gradual– puede promover algunas actitudes propias de la crisis de autoridad: desaliento, desgaste excesivo, inhibición, pasividad, apocamiento, simulación, etcétera. El uso de la libertad y la consiguiente responsabilidad supone correr ciertos riesgos con prudencia. ¡Saber soltar! Si las personas tropiezan, sabrán volver a quienes les han tenido confianza.

- Es aconsejable y atañe a la prudencia, discernir en qué puntos y durante cuánto tiempo conviene que el director ceda sin conceder y con ánimo de recuperar. No ceder, temporalmente, en pequeños puntos puede cerrar el camino para éstos y otros más importantes.

- La sinceridad y transparencia del subordinado son fundamentales, pero hay que saber ganarlas y no sólo exigirlas. La flexibilidad de la prudencia y el calor de la amistad las promueven eficazmente. Algunas actitudes en quienes ejercen la autoridad, pueden dificultar seriamente la veracidad del subordinado. La sinceridad es un punto capital y también es responsabilidad del director: su interés por la persona debe ser sincero. La dedicación y la cercanía del jefe ayudan, incluso, a ser sincero a quien desea serlo, pero no sabe expresar lo que no conoce de manera consciente.

- Confiar sinceramente en los subordinados. Es preferible ser engañado que transmitir un clima de desconfianza. La confianza engendra confianza y promueve la responsabilidad, aunque cuando ésta falla, genera desconfianza.

- Repartir, en la medida de lo posible, la tarea de dirigir en diversas personas.

- En el caso de empresas de alcance internacional, el director debe conocer y atender con diligencia las particularidades de cada región o país.